El último informe de la GECA lo deja bien claro. Los españoles cada vez ven menos televisión. Para corroborarlo solamente hay que comparar los datos por persona y minuto en los últimos seis años. Del 2012 al 2018 cada ciudadano ha consumido 18 minutos menos. La bajada se provoca esencialmente en el prime time de lunes a viernes de 21 a 24 horas, que es donde las cadenas concentran sus mejores programas. La televisión, tal y como la conocemos, parece tener los días contados.
En 2012, cada ciudadano paso delante del televisor 246 minutos al día, mientras que el pasado año consumió 228 minutos. Por si no fuera poco, en esos seis años, la franja horaria estrella de la televisión, el conocido prime time, ha perdido más de 1.400.000 espectadores. Pero este dato, ya de por sí alarmante, incluye otro más revelador. Casi la mitad de esa fuga de espectadores se ha producido en el último año, apoyada principalmente por el despegue de las plataformas de contenido bajo demanda.
Si miramos al consumo según las edades, el salto generacional queda patente en los datos reflejados en el informe GECA. Los niños de 4 a 12 años le dedican a la televisión una hora y 23 minutos, mientras que los jóvenes de 13 a 24 años consumen una hora y 19 minutos. Los últimos prefieren escoger la temática y apoyarse en canales como Youtube para ver sus programas y series favoritas.
Según la GECA, la pérdida de audiencia está relacionada con el cambio generacional y con un factor que es esencial para el cambio de hábitos: el retraso en el inicio del prime time, sin tener en cuenta las horas de sueño de un país. El inicio de la franja horaria de programas se ha ido retrasando de manera impopular, sufriendo una modificación de una hora y cuatro minutos en menos de 25 años. En los 95, esa franja comenzaba a las 21.45 horas, para pasar en el 2000 a las 22.05 horas, en el 2011 a las 22.15 horas y actualmente se sitúa a las 22.49 horas. Es decir, los espectadores tienen que esperar casi a las 11 de la noche para poder ver su serie, reality o película preferidos.
Ante este panorama, los programas concebidos como “salas de espera” son ahora los que han pasado a ser los más vistos por los espectadores. Fueron concebidos como la antesala al prime time y su función era proteger el arranque del programa estelar de la cadena, pero ahora son ellos los que marcan la parrilla de las principales cadenas. Espacios como El Hormiguero o El Intermedio tienen gran aceptación por la hora de su emisión y porque el ciudadano no está dispuesto a sacrificar horas de sueño por ver tal o cual programa.
Con este difícil panorama, los expertos señalan que la televisión pública (local, autonómica y estatal) deberá realizar una profunda reflexión si quiere seguir existiendo, para reubicarse en un sector para el que, al menos en España y de momento, no parece estar suficientemente adaptada a los nuevos tiempos.
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