El COVID-19 ha traído, además de sufrimiento y muerte, incertidumbre, desequilibrio, ansiedad y pesimismo. Todos, en mayor o menor medida, nos hemos visto afectados y el mundo empresarial sigue sufriendo las consecuencias económicas pero también emocionales. En este entorno, las compañías deben cuidar ciertos aspectos sensitivos dentro del entorno de trabajo para que sus plantillas puedan seguir rindiendo como antes de la pandemia. Vemos las claves en este artículo.

Mucho se ha hablado de las consecuencias sanitarias y económicas desde que el coronavirus está entre nosotros. Pero, tras la vuelta a la mal llamada nueva normalidad, la situación de estrés vivida y los traumas que han aparecido en la sociedad están complicando la rutina diaria. La pandemia, para el doctor en Medicina y Cirugía,  Víctor Vidal, “ha sido un duro golpe para toda la humanidad, especialmente para el mundo empresarial, al sacarnos por sorpresa de nuestras zonas de confort y hábitat, llevándonos a escenarios inciertos y haciéndonos aprender que el cambio, lo incierto, el caos y la impotencia, son grandes constantes en la vida”.

Pero la historia de la humanidad ha demostrado que el ser humano ha sabido salir de todos los desastres para renacer con más fuerza si cabe. Es algo demostrado que el ser humano está preparado para vacunarse emocionalmente contra todo tipo de adversidades, aunque hay que dejar claro que unas personas les cuesta más que a otras pasar por ese filtro. La diferencia está en el nivel de resiliencia –capacidad de una persona para adaptarse positivamente frente a situaciones adversas- ya que ese parámetro hará que tenga más o menos capacidad para adaptarse con positividad a las situaciones y salir fortalecida de todas y cada una de ellas.

En el terreno empresarial, los expertos como Víctor Vidal recomiendan que –en la era postCovid en la que nos adentramos- las empresas que puedan permitírselo deberían crear un departamento de bienestar laboral. Surgieron en Suiza y Estados Unidos hace unos diez años y su objetivo no es otra que favorecer la productividad de los empleados, basándose en crear felicidad en el entorno de trabajo. Las empresas que cuentan con este departamento han visto como disminuye el absentismo, se reducían las bajas médicas prolongadas en el tiempo y se aumentaba la productividad en un 30% en muchos casos.

Estos datos demuestran que las compañías que sepan implementar y cultivar la inteligencia emocional entre sus empleados se adaptarán mucho mejor a situaciones de crisis y saldrán más reforzadas en el futuro. Además, esa felicidad en el trabajo será determinante para atraer trabajadores cualificados a la empresa y evitar la fuga de talentos. Por eso, es importante que el departamento de bienestar laboral desarrolle una actitud de resiliencia dentro de la empresa. Para conseguirlo es necesario poner en marcha varios puntos, entre los que destacamos los siguientes:

1.- Establecer y mantener las buenas relaciones dentro del entorno laboral.

2.- Evitar percibir las crisis como si fuera un gran problema.

3.- Delimitar el efecto de las emociones.

4.- Aceptar que el cambio es parte de la vida.

5.- Plantearse siempre objetivos realistas y alcanzables.

6.- Fomentar el autodescubrimiento.

7.- Alimentar la visión positiva de uno mismo.

8.- Verlo todo con perspectiva y cierta objetividad.

9.- Mantener siempre viva la esperanza

10.- Ejecutar acciones decisivas