Consumidores y empresas ven con pesimismo la crisis post-coronavirus. Primero fue una crisis sanitaria a nivel mundial pero con el confinamiento trajo consigo una crisis económica sin precedentes en la historia. Se está quedando un mundo muy crudo, desnaturalizado, sin actividad económica por el miedo al futuro y con el pesimismo como bandera.

La crisis mundial por la pandemia del coronavirus trajo un primer efecto sobre la vida de los ciudadanos a nivel sanitario. Las decisiones de los gobiernos para detener el avance de la enfermedad y la muerte, implicaron un estado de alarma y un confinamiento estricto. Esa paralización ha golpeado fuertemente en la economía. Incluso los países que no optaron por medidas tan restrictivas, tampoco vieron grandes resultados en sus economías.

Tras este escenario inicial y después de la vuelta a la llamada nueva normalidad, muchos analistas se preguntan qué futuro espera a las marcas en este nuevo escenario post-coronavirus. Tanto consumidores como empresarios son pesimistas sobre lo que nos traerá el futuro más cercano. Según el Informe Europeo de Pagos- Edición especial COVID-19 de Intrum, las empresas españolas son las más pesimistas de Europa cuando se les pregunta por el impacto que podría tener una crisis económica y la recesión en su negocio.

El 54% de las empresas españolas cuestionadas aseguran que prevén que la recesión tenga «graves consecuencias para su organización», lo que supone 16 puntos por encima de la media europea. Las compañías españolas que más temen al futuro son las de hostelería y ocio. Un 73% asegura que cree que la crisis tendrá un efecto «severo» en su negocio. Las empresas españolas llevan además temiendo al futuro desde que empezó la crisis sanitaria. Tres de cada cuatro encuestados aseguran que ya estaba temiendo esos efectos mientras se estaba en medio de la pandemia.

No solo las empresas temen lo que traerá la situación económica, sino que los ciudadanos de a pie piensan en la misma dirección. El optimismo de los españoles ha caído abruptamente en los últimos seis meses, según los datos que maneja la entidad financiera Cetelem. Según su Observatorio, «el índice de optimismo de los españoles ha disminuido en 7,5 puntos porcentuales desde principios de año». En enero estaba en el 72,2%. En junio ya estaba en el 64,7%. Los españoles creen que las cosas empeorarán en los próximos meses. Es lo que cree un 45,6% (una cifra más baja que la del mes anterior) frente al 31,1% que espera mejoras y el 23,3% que cree que se quedará estable.

También los CEOs están preocupados por la caída del consumo entre sus clientes. Aunque parecía que tras el confinamiento la actividad económica se estaba reactivando, basta con pasear por las calles comerciales de las ciudades para comprobar que todo ha sido un espejismo. Según un estudio de YPO, el 50% de los CEOs señala que el principal problema ahora mismo para la viabilidad de su empresa está en el hecho de que ha caído la demanda de sus productos y servicios. De hecho, un 44% reconoce que el principal punto de fricción está en los cambios en el comportamiento de los consumidores.

Los máximos responsables de las empresas deben lograr un equilibrio entre estos puntos e intentar posicionarse de la manera más competitiva y eficiente posible. En la nueva normalidad deben ajustarse a las preocupaciones y exigencias que el mercado impone, algo que no es fácil y que está muy lejos de ser simple.