Aunque su nacimiento se sitúa en la Sierra de Cazorla y trascurre por cuatro provincias andaluzas, el Guadalquivir está íntimamente ligado a Sevilla. La vida de la ciudad no se entiende sin la presencia de uno de sus pilares básicos. Ha influido en su fisonomía, economía e incluso en la vida artística, cultural y deportiva de la urbe. Es el único río del país con un tráfico fluvial significativo y el más importante de Andalucía. Por todas estas razones, en Sevilla el Guadalquivir es algo más que un río. Es uno de los símbolos de la ciudad.

Según los historiadores, su primer nombre conocido fue Baetis o Baitis, que proviene de una raíz céltica o ibérica. Posteriormente, al llegar los navegantes griegos comenzaron a llamarlo Tharsis, en referencia al reino de los Tartessos. Con la ocupación romana, el río se vuelve a denominar Baetis, aunque según algunos expertos, tuvo varios nombres como Certis, que se lo procuró Tito Livio.

Con la llegada de los árabes, el río comienza a llamarse al-wadi al-kabir o río grande, lo que es entendible gracias a su extensión (657 kilómetros) y que su cuenca hidrográfica abarca los territorios de las ocho provincias andaluzas más las de Murcia, Albacete, Ciudad Real y Badajoz. A raíz de la entrada en la ciudad de Fernando III, se le comienza a llamar Guadalquebir, para terminar, denominándose Guadalquivir.

Su curso va de este a oeste y transcurre por un terreno llano denominado Depresión del Guadalquivir. Su nacimiento se encuentra a unos mil trescientos metros sobre el nivel del mar, en la Sierra de Cazorla para terminar muriendo en el Océano Atlántico, junto a la bella localidad gaditana de Sanlúcar de Barrameda y frente al Parque Nacional de Doñana. Entre un punto y otro, el Guadalquivir salpica infinidad de localidades andaluzas, entre las que destacan Mengíbar, Andújar, Montoro, Alcolea, Córdoba, Peñaflor, Brenes, La Algaba o Sevilla. En la actualidad es navegable desde el mar por Sanlúcar de Barrameda hasta Sevilla, aunque en tiempos de los romanos se podía llegar navegando hasta Córdoba y en momentos de crecidas extraordinarias, hasta Andújar.

El Guadalquivir es el río más importante de Andalucía y uno de los destacados de España. Pero, indudablemente, Sevilla es el lugar donde el río cobra una mayor importancia en todos los aspectos. Por ejemplo, en su fisonomía, ya que para facilitar su navegabilidad se han desarrollado múltiples obras como canales, esclusas y dragados de su fondo. Su última gran obra estuvo relacionada con la celebración de la Exposición Universal de 1992.

En el terreno artístico, el Guadalquivir ha servido de inspiración para infinidad de músicos, pintores y escritores, entre otros. Por poner un ejemplo, en el terreno literario, Fray Luis de León, Argote de Molina, Jorge Manrique, Luis de Góngora, Vicente Alexandre, los hermanos Álvarez Quintero o Antonio Machado escribieron versos o estrofas dedicadas al río Guadalquivir.

El aspecto más destacable del Guadalquivir es su importancia en el comercio y la economía de la ciudad. Su posicionamiento geográfico es estratégico ya que es la puerta de Andalucía hacia el Atlántico. Durante mucho tiempo, los Tartessos exportaron estaño, trigo, vino, aceite, cera y miel. En la época romana se comerciaba con ánforas llenas de vino, aceite de oliva y minerales que tenían como destino los puertos de Puteoli y Ostia.

Entre los siglos XIII y XV del Puerto de Sevilla salieron importantes cantidades de cereales, vino, aceite, garbanzos, lana, pieles, azafrán, tintes, jabones y diversos metales. Tras ese periodo, la realeza ofreció a Sevilla el monopolio del comercio con las Indias entre 1503 y 1717, lo que permitió aumentar el volumen comercial del puerto y llegar a su máximo esplendor. En los siguientes siglos, ese esplendor fue decayendo hasta nuestros días, donde se intenta recuperar parte de ese pasado glorioso.

 

Foto: JJ Barquín