Al comienzo de la crisis sanitaria las emociones estaban a flor de piel. A medida que avanza la pandemia del Covid-19 y que el confinamiento se va relajando, esas emociones se van transformando en cada uno de nosotros. Por esta razón, las marcas deben adaptar sus mensajes para poder seguir llegando a los consumidores. Y para ello, es importante comprender los cambios emocionales que experimentan los ciudadanos durante la pandemia. Vamos a conocer algunos datos de recientes estudios para comprender mejor la situación a la que se enfrentan las marcas.

Han pasado ya casi dos meses desde que se impusiera el estado de alarma en nuestro país. En todo este tiempo, las emociones y los sentimientos han estado muy presentes en nuestras vidas. Para las marcas y compañías es muy útil conocer el estado de ánimo de las personas para no lanzar mensajes que puedan resultar molestos o inoportunos. Los anuncios intentan apostar por un mensaje positivo y emotivo en medio de una situación de tragedia, pero los responsables de comunicación y marketing deben hilar muy fino para no cometer errores.

Los expertos confirman que las emociones y opiniones de la ciudadanía van cambiando en el tiempo ante una tragedia. Un estudio de la Agencia McCann señala que casi el 90% de los españoles recompensarán a las marcas que hayan donado dinero, tiempo o recursos durante la pandemia y penalizarán a las que no lo han hecho. También se recoge un aspecto interesante, ya que los consumidores reconocen la labor que están haciendo muchas empresas pero les piden más compromiso, más acciones solidarias. Algunos llevan más lejos en sus críticas, ya que señalan que la mayoría de las empresas están únicamente comunicando con el objetivo de sacar provecho de la situación y no actuando para lograr un impacto positivo en la población por esta crisis sanitaria.

A nivel personal, un 70% de los encuestados no siente la necesidad de asistir a algún acto en persona aunque confirman que cuando todo se estabilice lo que más les gustaría hacer es salir a comer o cenar fuera; viajar a otro país; volver a la oficina o asistir a un evento en directo como un partido de fútbol o un concierto de música. De este deseo, se entiende que un 85% estaría interesado en participar en un evento deportivo o concierto usando la realidad virtual. Un 78% cree que alejarse de su rutina diaria les ha impactado de forma positiva y un 90% intenta mantenerse positivo por su familia, pero en realidad está muy preocupado.

Por su parte, la compañía Campaign también recoge datos interesantes en su estudio sobre emociones y Covid-19. Por ejemplo, se indica que de un estado de preocupación inicial se ha pasado a un entorno de esperanza y positividad para, con el paso del tiempo, aumentar los sentimientos negativos como el malestar, el cansancio, la preocupación o el estrés. Por el contrario, las únicas emociones positivas que mejoran son el optimismo y la relajación.

Aun así, estos ajustes emocionales son normales. Los ciudadanos se entumecen emocionalmente aunque sigan preocupados y sintiendo pena por aquellos que están viéndose afectados de forma directa y dramática por el coronavirus. Además, la población sigue presentando cuadros de ansiedad y de preocupación pues sigue preocupada por su familia y sus amistades y la posibilidad de contagiarse. Un aspecto importante del estudio de Campaign es el impacto del virus según las capas sociales. No todas las clases sociales están sintiendo lo mismo durante la crisis sanitaria. Según el estudio, aquellos que tienen ingresos superiores están presentando un aumento de las emociones positivas, lo que no ocurre en aquellos hogares con ingresos más bajos. Nada nuevo bajo el sol ya que como dice el refranero español, las penas con pan son menos.