Todos sabemos que existen unas mínimas reglas de cortesía imprescindibles para comportarse correctamente y con educación en muchas de las reuniones o comidas que tenemos a menudo. Si entramos en el terreno profesional, en las que se negocia o trata algún tipo de operación o acuerdo comercial, las formas y buenas maneras son todavía más importantes. Las directrices básicas para organizar una cita de negocio tienen que contemplar cinco aspectos: coordinación y preparación; vestimenta; palabras o discurso; lenguaje corporal y, por último, modales.

Aunque seamos latinos para muchas cosas, para preparar una comida de negocios debemos tener la precisión de un reloj suizo. No se puede dejar nada a la improvisación. Debemos confirmarlo todo: horarios, ubicación, reserva, comensales, protocolo, etc. Un ejemplo de lo que decimos es la elección del sitio, ya que muchas veces decidimos elegir un restaurante al que nunca hemos asistido. Es una desventaja puesto que desconocemos asuntos importantes como la agilidad del servicio, las atenciones, el trato personalizado, su oferta gastronómica o los precios. Por cualquiera de estos asuntos, nos podemos llevar una ingrata sorpresa que puede arruinar el encuentro.

Y es que una comida de trabajo ya se puede ir preparando de camino al restaurante. Es el momento de ir acercando posiciones, aclarando conceptos, puntualizando nociones, siempre tratando de dominar la conversación para llevar al cliente por el camino que más nos interese. Un aspecto esencial que debemos recordar es que, a diferencia de otros tipos de comida, no se debe ir acompañado, puesto que se van a tratar temas profesionales. Si el encuentro estuviera enmarcado dentro de una agenda de varios días y se acude con pareja, se podría pensar en comidas paralelas para los acompañantes, al estilo de lo que se ejecuta con las parejas de los políticos en cumbres internacionales.

Una vez en el restaurante, conviene colocar a los invitados de la forma que consideremos más ventajosa para nosotros, sabiendo que es bueno para el negocio tener cerca a las personas con las que más nos interesa charlar. También hay que recordar que nuestros intereses no pueden estar por encima de la importancia que cada invitado tiene en función del cargo o jerarquía que tenga en la empresa. Por último, recordar que los anfitriones son los encargados de pagar la cuenta haciéndolo, si es posible, fuera de la visión de nuestros invitados. Un detalle para nuestros clientes podría ser pedir que elijan el vino que le parezca mejor para la comida.

Una vez instalados en la comida, podemos agasajar a los invitados con algún plato típico de la zona o del país. Si el número de comensales es muy elevado, podríamos optar por elegir un menú, ya que dejar a la libre elección a cada invitado, podría alargar mucho la duración de la comida. La elección de un menú también implica un riesgo que deberemos de asumir, teniendo en cuenta que podemos no acertar con los platos elegidos.

En cuanto al servicio del establecimiento, y aunque tengan suficiente experiencia, debemos estar pendiente de todos los detalles para que no falta de nada a lo largo de la velada. Es una realidad contrastada que los estómagos agradecidos y la educación ayudan mucho a hacer buenos negocios. Un aspecto muy importante que siempre tenemos que tener presente es la prudencia con el consumo de alcohol, pues no suele ser buen compañero para hacer negocios en la mesa. Igualmente, debemos evitar los silencios prolongados en la comida, pues transmiten incomodidad, aunque tampoco excedernos en abusar de la conversación para no resultar cargantes y tediosos.

Por último, si durante la comida vemos que la negociación no transcurre por buen camino, podemos recurrir a la excusa del receso -siempre con amabilidad y amplia sonrisa- para intentar que ese tiempo muerto nos sirva como descanso y como tiempo para analizar qué está pasando, en qué estamos fallando y cambiar de estrategia para enderezar el rumbo de la comida.

En cuanto a la vestimenta, los expertos en etiqueta recomiendan acudir con un atuendo elegante y discreto, sin destacar sobremanera, ya que estos eventos no son el mejor sitio donde sacar el lado sexy o provocador de cada uno. En el caso de los caballeros, deberán acudir con traje de chaqueta y corbata, aunque comienzan a surgir voces que no ven con malos ojos prescindir del uso de la corbata. Las mujeres pueden optar por vestidos discretos o el conjunto de blusa y falda, siempre en tonos agradables. Se recomienda huir de maquillaje y brillos extremados; de lentejuelas y escotes excesivamente pronunciados y de llevar un peinado acorde con el atuendo elegido.

Otras reglas para una comida de negocios:

– Debe llegar puntual a las distintas reuniones que pueda tener durante el día, para que su cita principal no sufra desplazamiento de horarios.

– Si camina junto a una persona, la derecha es lugar de preferencia. Si caminan tres personas en paralelo, el del centro es quien cede el paso (en la entrada de una puerta, por ejemplo) primero al de su derecha y luego al de su izquierda.

– Tenga mucho cuidado con ser de los que miran a todos los que le pasan por los lados a su mesa, y de los que pierden el hilo de la conversación pensando en otros temas que no son propios de la reunión.

– Nunca se maquille o se peine en la mesa.

– No empiece a comer hasta que su anfitrión lo haga o hasta que se lo pidan.

– No fume durante una comida y si no tiene otra opción, hágalo después que se haya servido el postre, primero pregunte a su compañero o cliente, y claro está al lugar, si es una cita fuera de la oficina ya que en muchos lugares no está permitido fumar.

– La servilleta se coloca en el regazo, si es pequeña se puede abrir del todo y si es grande se mantiene doblada hacia usted.

– Cuando termine de comer, coloque la servilleta al lado izquierdo del plato, nunca encima de éste.

– Nunca trate de enfriar una sopa o bebida caliente soplando encima de ella.

– Nunca use palillos de dientes en la mesa, las uñas o servilletas para desalojar comida.

– No se cuelgue la servilleta del cuello. ¿Y si como espaguetis? Procure pedir comidas secas en los almuerzos de negocios: filetes, aves, etc.

– Cuando haya terminado de comer, no retire su plato ni lo amontone. Coloque su tenedor y cuchillo en la posición del reloj como si fueran las «cuatro y veinte» con el tenedor boca abajo y el cuchillo a su derecha mirando hacia el tenedor.