Para llegar a ser realmente corteses no basta con conocer las normas de la moral y de urbanidad, sino que también es indispensable practicarlas. Las buenas maneras se rigen por pautas de conducta que son claves para cohesionar los grupos sociales y fomentar una buena comunicación entre los miembros de la sociedad. Una comida familiar, de negocios o entre amigos puede ser el sitio perfecto donde exponer esas buenas maneras o convertirlo en un mal rato por no saber aplicar dichas reglas o, lo que es peor, por no conocerlas.

Siempre se ha dicho que una mesa es uno de los lugares donde más clara y de manera definitoria se revela el grado de educación, modales y de cultura que tiene una persona. En una cena o comida, se deben cuidar esos detalles y con ciertas reglas y conocimientos, todo será más sencillo de cara a disfrutar de una gran velada. Es importante saber que los buenos modales en una mesa no comienzan a la hora de sentarse frente al plato de comida.

Antes de entrar al comedor o a la sala, debemos hacer una breve pausa en el acceso para ver qué personas están presentes. Esto se hace para tener una primera visual de las personas que se encuentran en el acto y además para ser notados por los presentes. Lo adecuado es mantener una postura corporal recta y acceder de manera pausada para comenzar a saludar a las personas conocidas.

Es de mala educación acceder de manera intempestiva, dirigirse directamente al bar o la comida si fuese una cena tipo buffet. Muchos expertos recomiendan comer algo liviano antes de ir a la cena, de modo que no llegaremos con cierta hambruna y además tendremos más resistencia al alcohol del aperitivo, que algunas veces juega una mala pasada.

Una vez instalados, es importante saberse moverse por el cóctel previo o el aperitivo. Es el momento de la charla inicial y debemos conocer también ciertas reglas. Por ejemplo, conviene abordar grupos compuestos por tres o más personas o a alguien que se encuentre solo. Incluso, debemos pensar que estamos en un acto donde tenemos una oportunidad para sociabilizar y ampliar relaciones, por lo que es muy recomendable acercarse a personas que no conozcamos. Es muy importante recordar que no es nada recomendable acercarse a dos personas, ya que podrían estar hablando sobre temas personales o privados y lo único que haríamos es importunar.

Otro aspecto importante es el momento de los saludos. Es la mujer la que decide la forma de saludo y si hay contacto físico, a través de un beso en la mejilla cuando conoce a la persona. Es una premisa importante saber que los hombres no deben estrechar la mano de una mujer, a menos que sea ella la que extienda su mano en primer lugar.  En el caso de dar la mano, el hombre debe dar un apretón suave, sin llegar a darla de manera blanda. La copa debemos cogerla con la mano izquierda para que la derecha esté libre en todo momento y podamos saludar.

Los gestos. La comunicación no verbal

Dicen muchos expertos que la comunicación no verbal es el arte de expresarse sin hablar. Por su importancia, debemos tener presentes algunos consejos para salir airosos de determinados escenarios. Por ejemplo, en situaciones de nerviosismo, suelen aparecer movimientos repetitivos de las manos que debemos evitar, aunque también influyen las distintas culturas en este concepto.

En la cultura anglosajona es un signo de buena educación no mover las manos al hablar mientras que, entre el mundo hispanoparlante, la gesticulación de las manos es una ayuda para la expresión verbal. Por lo general, si no las usamos, debemos colocarlas cerca del pecho, a la altura de la cintura o apoyar la derecha sobre la izquierda. Además, es esencial evitar tics como rascarse cualquier parte del cuerpo, tocarse las uñas, orejas o labios, pues son gestos desagradables para los demás.

Un elemento esencial en este tipo de eventos es lo que denomina la profesora Lillian Eichler “tacto social”. En otras palabras, es presentir y adivinar los sentimientos de los demás para poder estar en consonancia con ellos, utilizar el tono debido y tener la actitud precisa con cada persona y tener un trato particular. Eichler lo considera el mayor grado de la cortesía, el summum de los modales. Y lo es porque en el fondo requiere de dignidad, discreción y delicadeza.

Para finalizar, podemos resumir algunos hábitos que nos harán tener un perfecto “tacto social”:

  • Aprender a sonreír, aunque no disfrutes de tu mejor día.
  • Saludar siempre, independientemente de tu posición en la empresa o en la sociedad.
  • Controlar el tono de tus palabras para no molestar u ofender al otro.
  • Ser consciente del perjuicio que hacen las palabras malsonantes y groseras.
  • Las carcajadas en el mundo femenino pueden ofrecer una visión vulgar de la persona.
  • Los tonos de voz altos y las voces deben evitarse siempre.
  • Las risas son siempre bienvenidas, aunque sin llegar a provocar escándalo.
  • A la hora de comer debe saber comportarse con mesura.