De todos es conocido que las costumbres cambian con los tiempos, pero los buenos modales permanecen a lo largo de la vida. Sabemos lo agradable que es tratar con personas que tienen un exquisito comportamiento, lleno de pequeños gestos y palabras, con los que demuestran consideración y respeto hacia los demás. Y todos sabemos que esos modales tienen su origen en el hogar. Un sabio dijo educad a los niños y no tendréis que castigar a los hombres. Además, la primera impresión es la que cuenta y si estamos sentados a la mesa la educación y el saber estar también son esenciales.

Siempre se ha dicho que la educación, la cortesía y los buenos modales abren las puertas tanto en lo profesional como en lo personal. Comportarse de forma correcta y educada en la mesa es casi tan importante como saber hablar o escribir. Cualquier persona, desde el mismo momento que se sienta a la mesa y desdobla su servilleta, comienza a revelar sus modales.

Aunque hoy en día hablar de buenos modales en la mesa puede parecer algo presuntuoso, hay que tener en cuenta que su finalidad ha sido siempre la de encontrar normas comunes para que nadie se sienta incómodo en ningún acto social por no saber cómo comportarse al compartir mesa y mantel.

En una comida, ya sea familiar o de negocios, surgen aspectos que debemos dominar para que reine un ambiente de cordialidad y educación. Aspectos tan sencillos como saber seguir el ritmo de la comida, ser sociable con los integrantes de la mesa o hacer un uso correcto de los cubiertos, son esenciales para cualquier comensal. En este sencillo artículo, ofrecemos doce reglas esenciales para tener un buen comportamiento en la mesa.

Son los doce mandamientos de la buena educación de un comensal.

1.- Prohibido el tabaco, incluso si los anfitriones permitan fumar. El humo siempre causa molestias e interfiere con el sabor y olor de la comida, además de incomodar a los restantes miembros de la mesa.

2.- Prohibido tener el móvil encima de la mesa. No es higiénico y es un signo de mala educación. Lo recomendable es ponerlo en modo vibración y guardarlo en el bolsillo. Si es muy urgente, debe disculparse, abandonar la mesa y resolver de manera urgente.

3.- Debemos estar cómodos y apoyar los antebrazos en el borde de la mesa para utilizar bien los cubiertos. Debemos permanecer erguidos en todo momento.

4.- Los alimentos no se tocan y si los llega a tocar, debe servírselos para usted o desecharlos, pero nunca dejarlos para el consumo de otras personas.

5.- Los alimentos que se llevan a la boca no se escupen o se devuelven al plato de forma evidente. Si algo no le ha gustado o tiene un sabor raro, debe retirarlo de la forma más discreta posible, dejándolo a un lado del plato.

6.- Las manos siempre deben estar limpias tanto para tomar los cubiertos como las copas. Igualmente, los labios deben estar limpios antes y después de beber. Los bordes del plato debemos tratar de mantenerlos limpios.

7.- Si un plato no es de su agrado, no lo desarme para dar la impresión de que lo ha probado. Puede probar un poco y dejar el resto tal y como se lo han servido. Un anfitrión educado no le hará ninguna pregunta.

8.- Terminantemente prohibido hacer intercambios de comida y bebida. Igualmente, no deben utilizarse los cubiertos propios para servirse de fuentes, salseras o cualquier otro recipiente comunitario. Asimismo, no se escoge la comida, ni se escarba ni rebusca.

9.- No debemos cruzar el brazo por delante de otros comensales. Si quiere algo que está lejos de su alcance, pídalo para que le llegue a través de los miembros de la mesa. Igualmente, no debe solicitar la repetición de un plato, a no ser que lo ofrezca el anfitrión.

10.- La servilleta solamente sirve para limpiarse los labios y los dedos. Su uso para limpiar platos, cubiertos, vasos o gafas está desaconsejado.

11.- Las conversaciones en la mesa deberán ser moderadas en todos los sentidos: tono de voz, tema y duración. Están prohibidos los temas de política, religión y los que puedan ser susceptibles e hirientes.

12.- Al final de la comida debemos colocar el tenedor y el cuchillo paralelos sobre el plato, con los mangos dirigidos hacia nosotros.