Los consumidores conforman un grupo extremadamente heterogéneo, cambiante, difícil de entender y complicado de predecir. Con la diversificación de ofertas y productos, las compañías tienen que medir cuáles son las claves para acercarse a ellos y entender qué es lo que les puede interesar y conocer las razones por las que deciden a favor o en contra de un producto o servicio.

 

Un estudio reciente publicado por la National Academy of Sciences ha ofrecido interesantes datos para comprender por qué tomamos determinadas decisiones a la hora de comprar un producto u otro. Uno de los aspectos más destacados del estudio indica que tomamos las decisiones de compra de forma muy rápida, aunque no seamos conscientes de ello. Siempre pensamos que nuestro cerebro está dándole vueltas a las cosas y que no tenemos claro qué hacer, aunque en realidad es nuestro subconsciente es el que ya ha tomado la decisión.

 

Y lo ha hecho en muy poco tiempo. Aunque nuestro cerebro racional no lo haya sentido, nuestra parte irracional solamente necesita unos segundos para decidirse. Pero nuestra parte racional también tiene mucho que decir sobre la decisión tomada, puesto que necesitamos justificar lo que estamos haciendo. Con otras palabras, necesitamos razones lógicas para sostener lo que hemos decidido de antemano de forma impulsiva.

 

Conocidos estos datos, llega la gran pregunta: ¿cómo conectar con los consumidores? Responsables de marcas, empresas, directores de marketing o publicistas tratan de lograr esa conexión para poder militar con éxito en el mercado actual. Los expertos abogan por cuatro reglas: pasar de una comunicación basada en el producto, a una comunicación basada en las experiencias; de una compra en un espacio físico, a una compra en cualquier lugar gracias a un dispositivo; del precio al intercambio de emociones, sentimientos y experiencias a través de las marcas; y, por último, pasar de tener clientes a contar con fans.

 

Si el 95% del proceso de compra se produce a nivel subconsciente y tenemos claros los objetivos, una de las herramientas a utilizar es el Neuromarketing. Nos permitirá conocer qué piensa, dónde mira, qué siente nuestro cliente cuando le exponemos a uno de nuestros productos. Esta es la clave para que las empresas se adelanten a las necesidades del consumidor y comiencen a predecir qué es lo que quieren, cómo lo quieren e incluso cuánto están dispuestos a pagar.